miércoles, 4 de diciembre de 2019

DEBEMOS SER CLAROS

     La claridad es parte del verdadero proceso del camino a la sinceridad, ser sincero es ser claro, conocer con certeza quienes somos, no solo nos libera de la opacidad sino que además  nos coloca por encima de lo superfluo.

     La bandera de la verdad que flamea impulsada por el viento de la firmeza y la convicción, siempre estará en lo más  alto del mástil de nuestro ser.

     Con humildad  sin arrogancia, con simpleza sin fanfarrias, con  sencillez sin soberbia, así podremos encontrar siempre  el proceder correcto en el largo transito de las relaciones sociales.
Relaciones que siempre necesitaremos,  ya que la soledad no es una opción para quienes aprenden desde niños a interactuar con los demás.

     Algo muy distinto es tener la necesidad de permanecer solo para resolver conflictos puntuales, convirtiéndose la soledad en nuestro principal aliado, ya que con su manto de silencio y espacio vacío, nos cobija cual madre a su recién nacido.

     Muchas son las dudas que nos envuelven al momento de tomar decisiones, ya que al parecer si no dudamos contradictoriamente no encontramos la seguridad.

     Los primeros conceptos de certeza siempre están acompañados de la duda, que se acopla rápidamente como un parasito que vive a expensas de los fallos que puede tener su huésped.
Por ello, la claridad al momento de tomar decisiones y sobre todo de transmitirlas, alumbra la idea y la guía hacia el camino de la acción inmediata y segura.

     Podemos mirar a nuestro alrededor y ver siempre más dudas que certezas, porque el espacio entre unas  y otras está delimitado por una infinidad de factores,  tan distintos como variables, pero que tienen en común  la necesidad de resolver constantemente nuestro accionar. Siendo la duda, en estos casos, el escudo protector de las malas decisiones, cargadas a la cuenta del debe del la certeza.

     No debemos creer que al tomar decisiones estamos solos porque siempre nos acompaña el resultado de las mismas, puede ser el que esperamos, pero también puede terminar siendo todo lo opuesto, colocándonos en la mayoría de los casos en el centro de las preguntas más sencillas, con las respuestas más difíciles.

     Conocer en definitiva todas las opciones, resulta siempre la mejor manera de llegar a nuestros objetivos ya sean a corto, mediano o largo plazo.

     No debemos desfallecer ni perder fuerza moral ni mental, si queremos que la recompensa sea satisfactoria.

     Por mas plano y llano que parezca el camino siempre tendrá alguna piedra que intentará obstaculizar nuestro andar, pero sobre todas las cosas, no nos debemos detener a analizar la piedra sino que al contrario, debemos tomarla como un simple obstáculo a sortear.

     La magnitud de nuestros impedimentos no son lo que vemos con el corazón, sino que es la razón la que lo mide y el actuar con claridad nos llevará siempre a sortear los grandes problemas de la vida.