martes, 5 de febrero de 2013

La Disfemia o Tartamudez en los niños

     La tartamudez o disfemia es un trastorno de la comunicación que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla que se acompañan, en ocasiones, de tensión muscular en cara y cuello.


     No se conocen las posibles causas del tartamudeo. Sin embargo, se sabe que la ansiedad influye y que cuando el niño está nervioso habla mucho peor.

     De hecho mucha gente de habla normal tartamudea en circunstancias de ansiedad. El sistema motor fino, que utilizamos para hablar, se descontrola fácilmente bajo circunstancias de estrés.

En esos momentos nos tiemblan las manos y cuando estamos nerviosos es difícil enhebrar una aguja.

     La tartamudez del desarrollo puede aparecer cuando el niño tiene entre 18 meses y 5 años de edad, y puede consistir en la repetición de palabras o frases, la pronunciación incorrecta u omisión de palabras o sonidos y el uso de algunas palabras difíciles de reconocer. En este periodo se desarrollan habilidades del lenguaje complejas.

     Las interrupciones podrían estar acompañadas, como se dijo en párrafos anteriores, de guiños rápidos de los ojos, temblores de los labios y/o de la mandíbula o muecas de la cara u otra parte superior del cuerpo, que una persona que tartamudea usa en un intento por hablar.

     Ciertas situaciones, como hablar en frente de un grupo de personas o hablar por teléfono, tienden a hacer que el tartamudeo se vuelva más severo, mientras que otras situaciones, como cantar o hablar solo, a menudo lo mejoran.

     La tartamudez puede presentarse en un niño que padece determinados problemas del habla, propios del desarrollo normal, a quien se lo presiona para que hable mejor.

     El niño se vuelve entonces consciente de su desempeño y se esfuerza por hablar mejor, lo que en realidad empeora su forma de hablar.

     La tartamudez del desarrollo y las dificultades del habla se presentan en alrededor del 90 por ciento de los niños, mientras que la tartamudez afecta sólo a aproximadamente el 1 por ciento y aparece con mayor frecuencia en los niños que en las niñas.

     Generalmente, los problemas del habla normales del desarrollo mejoran en dos a tres meses aproximadamente, sin embargo, es posible que el niño pronuncie algunas palabras de manera incorrecta durante varios años.

La tartamudez, en cambio, frecuentemente empeora en la edad adulta si no se la trata apropiadamente

    Cuando el inicio tiene lugar durante el período de latencia, normalmente, los síntomas se relacionan con el estrés, y tienen un curso benigno de 6 meses a 6 años de duración.

     Al principio, el niño no es consciente. El trastorno a menudo aumenta y disminuye durante la infancia, ya sea mejorando gradualmente durante la infancia, o empeorando, y conduciendo a un curso crónico. Los varones tienden a presentar formas más crónicas del trastorno, si bien cada niño es único y aprenderá a hablar cuando esté listo.

     Muchos niños tartamudean alguna vez y la mayoría supera el tartamudeo. Sin embargo, algunos de estos niños tartamudos no lo superan espontáneamente y necesitan de la ayuda de sus padres y, en algunos casos, la ayuda adicional de un patólogo del habla y lenguaje.

  RECOMENDACIONES:

*Bajar el nivel de exigencia.

*Escuchar sin apurar. Esperar a que el niño diga la palabra que está pensando. No tratar de completar los pensamientos del niño.

*Disminuir el estrés familiar. Ofrecer un ambiente doméstico relajado que proporcione un amplio número de oportunidades para el lenguaje del niño. Establecer un tiempo del día específico que los padres y los hijos puedan hablar libre de distracciones.

*Evitar a toda costa demostrarle a su hijo su preocupación por sus imprecisiones en el habla. Si demuestra preocupación, su hijo podría cohibirse y su tartamudez podría empeorar.

*Abstenerse de criticar o reaccionar de forma negativa a los problemas de lenguaje del niño. Los padres deben evitar pedirles a los niños que repitan las palabras tartamudeadas hasta que se hablen con naturalidad.

*No interrumpirlo cuando habla. No reaccionar de forma exagerada.

*Hablar lentamente y de una manera relajada. Si los padres hablan de esta manera, el niño también podría seguir el ejemplo y hablar de una manera lenta, relajada. No pedirle al niño que hable más lento, sino ofrecerles el modelo correcto.


Este material ha sido redactado por Cristina Herreros, orientadora en el  Colegio Salliver Infantil y publicado en el periódico el Búho, que es editado y distribuido en este centro de estudios.