martes, 7 de abril de 2015

Amigos políticos...


     Hoy me voy a dirigir a mis amigos del Facebook y a quienes leen este blog y que se dedican de lleno a trabajar por  y para el resto de la sociedad en cada una de sus comunidades a través de la política.

     Desde el más profundo respeto y admiración por esta tarea tan loable que deja de manifiesto el espíritu de servicio que tiene cada uno de ustedes, me gustaría hacer algunas puntualizaciones.

     La carrera periodística en la que llevo inmerso hace ya unos 22 años (con mayor o menor presencia en los medios según la época y el lugar), me ha enseñado unas cuantas cosas que simplemente con la observación y el sentido común dejan de manifiesto carencias y virtudes en el mundo de la política.

     Carencias que en la mayoría de los casos se disimulan con grandes dosis de demagogia, y virtudes que según la realidad de cada sociedad se resaltan o se pierden en desmedro de cada político.

     Pero esto es tan sencillo de entender que para mí tiene un profundo contenido pedagógico ya que la mejor escuela en este sentido sigue siendo la calle, el barrio, el pueblo, en definitiva la gente.

     El primer político que conocí fue cuando tenía menos de 10 años, y no lo vi en la televisión, o lo escuche en la radio, o en un gran pasacalles lleno de colores y frases pensadas para vender y enganchar cual estrategia de marketing.

     No, lo vi a mi lado, ese vecino al que venían a pedir alguna herramienta prestada, un consejo para hacer tal o cual cosa en la casa, como tapar un gotera por ejemplo en un techo de planchada…, y puedo dar miles de ejemplos que seguramente todos conocemos ya que alguna vez fuimos a la casa de un vecino a pedir que “nos diera una mano”.

    Esa vecina que corre a auxiliar a su igual ya sea para “quedarse con los niños un ratito” hasta que vuelva del hospital o de hacer alguna diligencia urgente sin tener a ningún familiar cerca al que recurrir.

     Pequeñas acciones que se concretan rápidamente desde el momento que tocamos a la puerta y entablamos una conversación cordial y respetuosa donde se plantea el problema y detrás surge la solución. Con voluntad y sin esperar nada a cambio.

     Para mi ese debe ser el espíritu al que debemos apelar todos, cuando buscamos ese vecino que nos represente ya sea en la comunidad de vecinos del barrio, la junta departamental, en el poder legislativo o que administre y gobierne una localidad o un país.

     Pero debe haber siempre una relación de ida y vuelta, propuestas que llegan al vecino que hemos elegido pero que rápidamente nos da una respuesta, lo que se conoce también como “feedback”.
Esa respuesta, como la que nos daba aquel vecino al que golpeábamos la puerta, recuerdan?

     Tanto quien aspira a gobernar, como quien ejerce de contralor del que gobierna nunca debería olvidar  la raíz o razón de su existir como político.

    El vecino cercano, el ciudadano amable, respetuoso y con convicciones claras que nunca debe menospreciar o socavar la libertad del otro en desmedro del beneficio personal.

    Ese es el político que reconozco como representativo de los intereses del conjunto de los gobernados, ese es el político que identifico entre mis amigos de Facebook  y blog que han elegido este camino, sin importar banderas, simplemente vecinos dispuestos a ayudar y crecer junto a los demás.

     En vísperas de las próximas elecciones municipales les deseo a todos mucha suerte y desde donde les toque estar no olviden lo fundamental, todos somos personas que hemos elegido un camino y por ello debemos apostar siempre por nuestros sueños y metas, pero sabiendo que cuando han optado por la política, el interés general siempre pesará de manera primaria en las decisiones que deban adoptar.

     Repito, esto es una reflexión personal que he querido compartir con mis amigos que fui conociendo gracias a mi profesión y que hoy seguimos en contacto a través de este maravilloso medio que es INTERNET.


     Suerte y adelante, por un departamento de primera en un país de primera ese es mi anhelo y aprovecho para dejar constancia que en este caso “los de afuera no somos de palo” ya que nuestras raíces están muy prendidas en esa tierra oriental que por más lejos que uno se encuentre el corazón no reconocerá nunca otra querencia.






Wilton Castro