Hoy me voy a
dirigir a mis amigos del Facebook y a quienes leen este blog y que se dedican
de lleno a trabajar por y para el resto
de la sociedad en cada una de sus comunidades a través de la política.
Desde el más
profundo respeto y admiración por esta tarea tan loable que deja de manifiesto
el espíritu de servicio que tiene cada uno de ustedes, me gustaría hacer
algunas puntualizaciones.
La carrera
periodística en la que llevo inmerso hace ya unos 22 años (con mayor o menor
presencia en los medios según la época y el lugar), me ha enseñado unas cuantas
cosas que simplemente con la observación y el sentido común dejan de manifiesto
carencias y virtudes en el mundo de la política.
Carencias que en la mayoría de los
casos se disimulan con grandes dosis de demagogia, y virtudes que según la realidad de cada sociedad se resaltan o se
pierden en desmedro de cada político.
Pero esto es tan
sencillo de entender que para mí tiene un profundo contenido pedagógico ya que
la mejor escuela en este sentido sigue siendo la calle, el barrio, el pueblo,
en definitiva la gente.
El primer
político que conocí fue cuando tenía menos de 10 años, y no lo vi en la
televisión, o lo escuche en la radio, o en un gran pasacalles lleno de colores
y frases pensadas para vender y enganchar cual estrategia de marketing.
No, lo vi a mi
lado, ese vecino al que venían a pedir alguna herramienta prestada, un consejo
para hacer tal o cual cosa en la casa, como tapar un gotera por ejemplo en un
techo de planchada…, y puedo dar miles de ejemplos que seguramente todos
conocemos ya que alguna vez fuimos a la casa de un vecino a pedir que “nos
diera una mano”.
Esa vecina que
corre a auxiliar a su igual ya sea para “quedarse con los niños un ratito”
hasta que vuelva del hospital o de hacer alguna diligencia urgente sin tener a
ningún familiar cerca al que recurrir.
Pequeñas acciones
que se concretan rápidamente desde el momento que tocamos a la puerta y
entablamos una conversación cordial y respetuosa donde se plantea el problema y
detrás surge la solución. Con voluntad y sin esperar nada a cambio.
Para mi ese debe
ser el espíritu al que debemos apelar todos, cuando buscamos ese vecino que nos
represente ya sea en la comunidad de vecinos del barrio, la junta
departamental, en el poder legislativo o que administre y gobierne una
localidad o un país.
Pero debe haber
siempre una relación de ida y vuelta, propuestas que llegan al vecino que hemos
elegido pero que rápidamente nos da una respuesta, lo que se conoce también como
“feedback”.
Esa respuesta, como la que nos daba aquel vecino al que
golpeábamos la puerta, recuerdan?
Tanto quien
aspira a gobernar, como quien ejerce de contralor del que gobierna nunca
debería olvidar la raíz o razón de su
existir como político.
El vecino cercano,
el ciudadano amable, respetuoso y con convicciones claras que nunca debe
menospreciar o socavar la libertad del otro en desmedro del beneficio personal.
Ese es el político
que reconozco como representativo de los intereses del conjunto de los
gobernados, ese es el político que identifico entre mis amigos de Facebook y blog que han elegido este camino, sin
importar banderas, simplemente vecinos dispuestos a ayudar y crecer junto a los
demás.
En vísperas de
las próximas elecciones municipales les deseo a todos mucha suerte y desde
donde les toque estar no olviden lo fundamental, todos somos personas que hemos
elegido un camino y por ello debemos apostar siempre por nuestros sueños y
metas, pero sabiendo que cuando han optado por la política, el interés general
siempre pesará de manera primaria en las decisiones que deban adoptar.
Repito, esto es
una reflexión personal que he querido compartir con mis amigos que fui
conociendo gracias a mi profesión y que hoy seguimos en contacto a través de
este maravilloso medio que es INTERNET.
Suerte y
adelante, por un departamento de primera en un país de primera ese es mi anhelo
y aprovecho para dejar constancia que en este caso “los de afuera no somos de
palo” ya que nuestras raíces están muy prendidas en esa tierra oriental que por
más lejos que uno se encuentre el corazón no reconocerá nunca otra querencia.
Wilton Castro